A ti la dama, la audaz melancolía
que con grito solitario
hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio
Tú, que atormentas mis noches
cuando no sé que camino de mi vida tomar
Te he pagado cien veces mi deuda.
De las brasas del ensueño,
solo me quedan las cenizas de una sombra
de la mentira que tú misma me habías obligado a oír
Y la blanca plenitud no era como el viejo interludio
y sí una morena de finos tobillos
que me clavo la pena de un pecho punzante
en el que creí,
y que no me dejo mas que el remordimiento
de haber visto nacer la luz
sobre mi soledad.
El Domador
Fragmentos
“Vivo aquí
en el barrio de Mile-end
en Montreal, Canadá.
Todos creen que soy canadiense-francés
“Porque sueño” dice Leo, “no lo estoy”.
“Porque sueño” “no lo estoy”.
Los que no creen más que en su propia verdad
me llaman Leo Lozeau….
….Dicen que es mi padre
Pero yo sé que no soy su hijo
Porque ese hombre está loco
Y yo no…”
“….Léolo! Mi nombre es Léolo…”
“… Lo único que le pido a un libro es que me inspire inteligencia y valor, que me diga que hay más vida de la que puedo abarcar, que me recuerde la urgencia de actuar….”
“….El domador cree que las imágenes y las palabras deben mezclarse en las cenizas de los versos, para renacer en la imaginación de los hombres….”
“…. Desde aquel día el miedo dio a mi hermano una razón de ser….”
“…. Así nunca más Fernan tendrá miedo de nadie!!! Cuando mi hermano sea una montaña… yo tampoco tendré miedo. Podré ir por todas las callejuelas de la tierra, a decir a todos ‘los mierdas’ de este mundo, lo que pienso de ellos. Ay de aquellos, que no inclinen la cabeza a nuestro paso. Hasta los árabes y los judíos tendrán miedo de mí, de lo alto que estaré, sobre los hombros de mi hermano…”.
“….Recuerdo que no me asusté y que soñé con la hermosura del tesoro… a lo mejor porque ya estaba muerto….”
“…Bastaba con que me pusiera a leer o escribir
para que Bianca viniera a cantar para mí.
El domador tenía razón
había un secreto en las palabras engarzadas…”
no de mi lámpara de sombra de mi paso de galgo El viento en el talón del oro el viento en el brocal del pozo el viento fuera dentro no hay quien se escuche
Hablo de ti Una muchedumbre responde Hormigas sin voz sin gritos Y sin embargo el silencio mata como la muerte el silencio reina sólo por nacer
Hablo de ti y no eres no has existido nunca Respondes a mis preguntas La araña choca contra el aliento de los monstruos contra la aguja de los vestidos apurados por terminar El toro incendia el ruedo donde el rey mendiga su reino mancha de sangre zócalo de dolor La más alta no eres tú Todos los hilos de tus pupilas anudados al sol El mundo se despoja y la frente del hombre aúlla en el centro Sólo tú columna de cenizas con brazaletes de jade y la cinta roja de lirios carcomidos en las raíces y el turbante de islas desconocidas que te peina
Hablo de ti de tus pechos en vanguardia de las praderas del agua clara de tus pechos adormecidos y de las orillas que ahoga
Hablo del espejo de tus ojos secretos todas las centinelas de la desesperanza todas las barrenas de la vertiente embalsamada La calle se vacía la estampida se estropea
Hablo de quien no conozco de quien conoceré sólo las palabras para ti muñecas desfiguradas
Aquí nadie ibis del sueño mortinato mariposa arrancada a la yedra
Nadie sólo el cobre anduvo de capa caída
Nadie sólo la escarcha del metal de las penas
Nadie sólo el imperio de los espectros inconfesables sombrilla de saliva para sapos
Nadie sólo la noche prisionera lamentándose sin cesar y escupiendo los lobos
Nadie Y surges despacio seguramente como la roca con pelos de lana como el pájaro con pico de pluma y el mar te lava
Nadie Hablo para tu piel salada para el sueño de tu piel morena noche en la noche para tu piel tatuada al infinito
Nadie Nada más que una plancha de carne borracha de su frigidez que las olas se llevan que de nuca en nuca de agua ruda viaja en la muerte
Nadie Nada más que la que encuentras al pasar y saludas indiferentemente
Hablo para los racimos de ojos verdes pegados en las ventanas para la colina de polvo que el viento saquea
Nadie alrededor Nada más que un nombre la necesidad contenida de darte un nombre de viña o de lava
Nada sólo la luna ardiendo de algunas letras encima del mundo
Sangre en nuestras manos callosas sangre sobre el hombro del búho sangre sobre las mejillas redondas de la primavera Nada sólo la armonía de la sangre sobre nuestros labios reunidos
Hablo sin razón en los pasillos de las casas acosadas de cisnes sobre la terraza abrumada de los palacios de pie contra el tiempo
Caballeros de antiguo broche de náufragos sobre vuestras monturas de polvo sonoro El corazón ahí late firmemente en la amada que se acerca Caballeros de las regiones bajas desgarrando de un salto el espacio
Nada sólo el día con rayas de tormentosa siembra
Nada sólo el atractivo del día sobre una sombra sepultada
Nada sólo tu sonrisa serpiente de paja sólo tu nombre prestado terciopelo de las ciudades
Al sonido de las lejanas cataratas A la llamada apremiante de las azucenas embrujadas peces de vellones glaucos Nada sólo la fuente de las jaurías engendradas
Nada sólo la caída del fuego sobre una semilla de cristal La rosa de hierro aletea en el delirio consumido después de nosotros después de ti
Tragaluces nos conocemos mal o no nos conocemos La mano desnuda está de prueba tendida como para rendirse El paisaje no tiene pudor
Hablo para las primeras cerezas azoradas para las estaciones de perifollos al final de los naufragios para las imágenes de plomo de las bailarinas partidas en dos
Hablo para la linde de los remos pesados en el cuerpo
Oh te quiero hija de fuente demente hermana de agua salpicada mi sed nada sobre mis venas cruel a fuerza de pisarte los talones fiel sed de condenado
Hablo para el arroyo con frente de piedra para el cráter para el moreno de los montes para la envidia con traje de pavo real para no perderte más mi amor
Hablo para la meseta de las banderas para la cala con ollares de maleza todas las conchas y toda la arena de las barquillas para no perderte más mi amor
Hablo para la rosa salvaje de las lluvias para el pararrayos de los sauces para las lágrimas de las emigrantes golpeadas para no perderte más mi amor
Hablo para la explanada de las colmenas para el dormitorio lleno de águilas para el mantel de servidumbre gris para no perderte más mi amor
para no dejarte más mi amor hablo hablo hablo para la mosca para la corteza de los pinos para la pizarra de las algas para el viento en el mar mi amor
para la sal en las aletas mi amor para el tomate para el barro fibroso de los magos para la veleta con alegrías de bufanda para una página blanca para la duración del gesto para nada mi amor
Nada sólo para distraerte
Nada sólo para gustarte
Nada sólo para clavarte viva a mi lado
Nada sólo para poblar tu recuerdo por la sombra que sube de la tierra Por el cielo que se desespera Por mi corazón mi amor Por mis brazos a causa de mi boca
Sólo una vez
Sólo un segundo
Por el viento que te habita
Por la sangre que te agita
Por el tiempo que te apura
Oh paciente espera El día está al alcance de nuestros dedos el sol muerde Por mi amor por la red deslumbrante de mi amor echada esta noche sobre elmundo
(Poeta francés nacido en El Cairo-1912) Traducción: Clémence Loonis y Claire Deloupy
De un tiempoa esta parteel mundo se ha convertido en un desconocido para mí, las cosas pequeñas, las de siempre, parecen ahora algo que todas las veces es lo que les pasa a los demás, algo lejano, mi mundo se tambalea entre los teóricos y los prácticos. Pero eso no es más que otra manera más de decirlo, en general depende de cómo lo diga, así que diré que de un tiempo a esta parte no encuentro cómo decir que todo se ha vuelto una extrañeza.
También podría decir que el mundo se ha dividido entre los que escriben y los que no, la mayoría de las veces caer en este pensamiento hace que me resulte vano, demasiado fugaz lo que diría. Antes no era así, antes creía en la eternidad de la belleza, en que la idea de lo bello, tenía que ver con algo así como lo que prevalecía a las arremetidas y me siento en soledad frente a un mundo de titanes que, me pregunto, qué verán ellos dónde dicen que ven belleza. El mundo se me aparece demasiado pragmático, incomprensible y tanto los que escriben como los que no, persiguen las mismas cosas desconocidas para mí, mi vida se tambalea.
Ambicionan, quieren acumular, en realidad debe ser que imaginan según sus propias maneras de imaginar y se hace imposible ninguna comunicación, se ahuecan las palabras, se inutilizan los sentimientos, las ideas se pelean entre palabras que pretenden ser lo que se escuchó. ¿El amor?, creo que ese es el más manipulado, el máximo subvertido, el recurso de a pie tanto para teóricos como para prácticos. Respecto a “él”, los escritores pueden hacer su agosto, pero todo queda en mentiras, porque lo escriben, a veces hasta lo escriben muy bien, pero después tienen ideas tan peregrinas, tan fuera de lo escrito, que dan ganas de no leer. El mundo se ha vuelto un estrambótico de mucho tiempo a esta parte… lo trágico y la alegría están repartidas como los que escriben y los que no.
Y yo no tengo esperanza de poder cambiar eso ni siquiera en mi entorno, en realidad para qué iba a querer cambiar algo así más allá de lo que abarque con mis manos, el mundo se ha convertido en un lugar en el que todo se repite y no hay espacio para lo diferente. Entonces me dejo llevar por algo así como por la necesidad, por el impulso. No hablo de fuerza, mi alcance es muy pequeño, hablo quizás de contra-fuerza, de cuando me es posible no dejarme arrastrar por las arremetidas.
Utilizar mucho tiempo en escribir es por lo tanto algo bastante inútil, el mundo está gravemente dividido entre lo bello y lo real. Caminar hacia lo bello te puede traer muchas dificultades; quedarse en lo real, sencillamente se hace indeseable. El mundo está terriblemente equivocado cuando ambiciona la belleza como un bien ajeno, cuando no tiene límites ni piedad en invadir los pequeños momentos, las pequeñas ideas, las pequeñas sensaciones, las pequeñas maneras de escuchar, las breves y más pequeñas asociaciones que se producen frente a las cosas del mundo ya que son ellas y nada más que ellas las que otorgan o destierran la belleza. A mí esta noche, lo que me ha traído aquí es algo tan particular, si se quiere tan raro, que si lo digo fuera de la composición denominada poética, queda desperdigado a tal punto que ni se puede decir. Y esto es un hecho, ahora mismo está pasando, o lo callo y ya es censura, o si lo digo, tendría que cerrar este escrito, adoptar forma de versificación y desfigurarlo tanto que en nada se pareciese a esta noche ni a mí. Y eso ya lo recoge la teoría.
Así que tendré que plantearme más seriamente cambiar de actividad, se me ocurre que lo que llaman pintura quizás sea posible. Siempre que no tenga pretensiones, siempre que no me deje arrollar por todo eso que ha hecho que la escritura sea un mundo de pragmáticos y terratenientes.
…Pero algo se sumerge, una especie de grito ahogado parece querer decir que el mundo se equivoca en sus ambiciones, en sus categorías y en sus destierros. Lo que me trajo aquí esta noche, fueron unos minutos que la luna pasaba delante de donde yo dormía y se desencadenaron a borbotones los miles de mundos sumergidos en las miles de noches de los miles de otros días que la luna pasaba por donde yo dormía. Si lo que digo tiene sentido, es el de ir a buscar esos mundos, no es una extraña palestra donde se muestren nombres y más nombres, sino algo que sirva para la vida.
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correarena
Al otro lado del terror están las fuentes, los hijos, los sueños, los deseos, el sol. Al otro lado de las humillaciones aún viven las palabras, el aire, las noches, el olvido. Al lado opuesto al de la tortura, el dolor, el silencio, siguen creciendo flores, mariposas, claveles, aún viven los hombres y un río por la explanada donde pasó el verano, hay libros que me recuerdan nombres como el amor, como los árboles, danzas. Al sitio inverso de ese que vengo, puedo tocar aún mi nombre, oigo el sonido al amanecer de otros amaneceres donde los carros y las fuentes despejaron la oscuridad y aquello era la vida.
A este lado de aquí donde jamás llegaron el terror ni sus huestes, aún se encaraman a jugar las mujeres, una mujer, a través de mis ojos. Alzo esta voz que vuelve desde los más oscuros cementerios, desde las fosas afiladas, desde el escarnio donde imperó la muerte, aún puedo llorar. Al sur, siempre al sur, viven las cosas escondidas, los pronombres ausentes, los días clausurados, se hace astillas la luz.
No importa la verdad, vivimos cuatro días y se trata de perdurar, ha encontrado la manera de saquear, y saquea. Le ha cogido el gusto a eso, cuanto mayor debiera ser su percepción de la gravedad de su estado, se ha especializado en el mecanismo de invertir de tal manera a los actores de los hechos, que no pasa ni un solo día sin que se precipiten, cada vez a más velocidad, todas las reacciones que se ha encargado de generar en mi entorno. Esta tarde pasaron algunas cosas que me permitieron abrir una fisura en este cautiverio en el que llevo girando de una esquina a la de enfrente en los últimos cinco años. Por ahí hablan de botín, de venganzas, de batallones, de actos heroicos bellamente contados y rubricados y felicitaciones a tan tremenda hazaña, no tienen el más mínimo reparo en atacar con toda la certeza que les permite su ignorancia. Por mi parte, la repugnancia no puede ser mayor, me veo obligada a marcharme de todos los sitios porque ha instaurado como la única manera de convivir, el funcionamiento de la horda. La envidia hierve en esos escenarios como la lepra misma, como una célula caótica que posee la cualidad de devastar sin piedad todo aquello que crece, que florece, que embellece; la doblez con la que finge en todas las ocasiones es de una frialdad espeluznante, él cree ser yo, no importa que no lo sea, si él lo cree y el mundo no le demuestra que no lo es, yo tengo que hacer todo el trabajo de levantar día tras día, paso tras paso, lo que él derribe. No tiene ni la menor idea de cómo le veo yo, se limita a reaccionar con golpes ciegos, cada día más ciegos, cada minuto más violentos y agresivos.
Podría estar aquí hablando de otras cosas, escribiendo como siempre lo hice, pero esto ya pasó y si a él no le agrada lo que digo, rompe. Lo rompe todo, se introduce por todas las rendijas, lee los mismos blogs que leo yo, si le cierro la puerta a un disfraz, aparece no con otro, sino con cuatro más. Por romper, llegó a romper un lector de cds., algo que, claro está, tampoco puedo demostrar. Algunos de los libros que escribí, él se debió creer que los escribimos juntos y que, llegado el caso, me haría el gran favor de publicarlos él por mí… lo que no me dijo fue con qué nombre. No importa, a él la legalidad le viene grande, sería un título honorífico burlar también ese derecho. Me admira, me admira tanto que no ha dejado de mirar en nueve años. Y yo le odio, ya sí, yo que he repelido el odio como la soga al enemigo, no me ha quedado más opción que odiarle, le odio hasta el punto de que imaginando que por un rato se siente desvalido, en vez de sentir ternura como antes tantas veces sentí, siento que apenas ha comenzado alguna separación. Deseo que le hagan daño, que le lean por dentro lo plagado de rabia que está, lo estúpido que es, deseo que se vaya, que nunca jamás encuentre la manera de volver, deseo en realidad y por encima de todo, INDIFERENCIA.
Deseo la indiferencia si tiene frío, la indiferencia si le va mal, la más torunda indiferencia si le abandonan, si no le quieren, si pierde los sueños, si no vuelve a soñar, si se ve ruin y feo; si volviera a sufrir otra vez porque a mí me creyera enorme, grande y deseable, indiferencia; si se cometen injusticias con él, indiferencia, si me sobra espacio y a él el suelo le oprime, indiferencia; si se ve viejo, arrugado, decepcionado, mortal, indiferencia; si de repente necesita tocar… una tarde, cuando se vaya a sentar en un sillón y le asalte de golpe una pregunta fuera de tiempo y de casa, también indiferencia; deseo que mi mano no quiera recoger un eso que se le caiga cuando le tiemble la mano. Deseo que se sienta herido y que esté herido de verdad, que se cometan injusticias con él, muchas, y si me resultara cómodo, añadir otra más; que sienta miedo, que sienta dolor y no amanezca y no recuerde el olor de los árboles ni el tacto del sol, que sea lúgubre y quede irremediablemente entristecido; que se muera, puesto que todos nos tenemos que morir, sin haber realizado sus sueños.
Deseo que no entienda este mundo y que el mundo no le comprenda a él, que viva con quien le de la gana y que jamás eso se le parezca a lo que él deseó; que se rompa, que se rompa en silencio, en un silencio interminable mientras alrededor de él bailan y cantan porque llegó su hora de romperse y no aguante de dolor y sienta por vez primera y demasiado tarde de qué hablaban esos poemas. Deseo que cuando ya se marche de este mundo las huellas de su vida se reduzcan a un puñado de dinero. Que nadie quiera sus camisas, que nadie llore sobre su pantalón, que tengan todos tanta prisa que no recuerden, que no recuerden, que no recuerden; que se vendan sus trozos de papel en librerías al por mayor, que sus amantes se junten para medir a cuál de ellas consideraba más cercana y la que elijan sea la más desconocida para él y que a mí no me nombre, que a mí prefiera no nombrarme cuando recuerde cuál es mi nombre, que no pueda nombrarme porque de hacerlo se le despertaría el tiempo en vendaval y entonces sería tarde y se tenga que marchar de este mundo habiéndose reducido a un simulacro, a muchos e infinitos simulacros, a copias y copias de aquello que leyó, que escuchó, que ni siquiera sintió porque le habían ordenado que no era eso lo que tenía que sentir. Que deje escrito un libro entero con todos y cada uno de los insultos que aprendió, que el libro le haga daño en los ojos cuando los quiera cerrar, que el tiempo se termine y las hormigas no le comprendan y se le llene la boca de telas de araña y se le sequen las lágrimas y raspen los pañuelos y que nadie le nombre, que se repartan sus ojos como si fueran una herencia.