EL
TERCER
DÍA

Vincent Van Gogh, Sembrador a la puesta del sol
Hizo que se callara el silencio para que no tuviera voz,
hizo que se secara la sed para que no tuviera agua,
hizo y deshizo para que no tuviera piel, montañas, sombra,
puso misterios en los ojos, amontonó las piedras
para que no tuviera cuerpo,
para que no lloviera puso cristales en las nubes,
para que no la oyeran amontonó las piedras otra vez
y no lloró
ni con el verde
ni con el amarillo
ni cuando recordó
las cintas desvencijadas en el pecho.
Los pies azules en el asfalto
dejaron de llamar,
desoyeron la seda de las noches,
el rojo de la frente,
no estuvieron para decir
con qué mañanas se volvería a despertar,
y amontonó las piedras, las palabras
y retiró los colores de la frente
y no lo vio, ella no vio.
Pilar García Puerta, 22 de junio de 2009
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